Un espolón calcáneo es la calcificación del talón. Este problema provoca mucho dolor y problemas para movilizar la articulación del pie.
Puede estar provocado por una mala postura, el uso de cierto calzado inadecuado o todo lo que pueda modificar la zona. En este artículo te contamos qué son los espolones, cuáles son sus causas y los tratamientos disponibles.
Qué saber sobre el espolón
La sensación de dolor es característica del espolón y esto sucede cuando la inflamación del talón se agrava. En ese caso provoca una fascitis plantar y las molestias se expanden también al pie y los dedos.
Para diagnosticar un espolón los médicos utilizan una radiografía común.
No obstante, a simple vista también se pueden ver los espolones ya que son unaspequeñas protuberancias causadas por la acumulación de calcio.
Entre los factores que desencadenan esta patología se encuentran realizar ciertas actividades de forma repetitiva y utilizar tacones todos los días. También está relacionado con el sobrepeso, el pie plano o muy arqueado y las contracturas en el talón de Aquiles.
Los estiramientos continuados y excesivos de la fascia plantar (tejido que recubre los músculos del pie) son los que provocan los dolores y esta condición. Al tratar de apoyar el talón duele y hace casi imposible mantenerse en pie por mucho rato.
Según informan en la Asociación Española de Podología Deportiva (Aepode), el cuerpo repara la herida producida cuando se desconecta la fascia del hueso transportando calcio a través del torrente sanguíneo.
Si la cantidad acumulada es superior a lo normal entonces se produce el espolón.
El espolón en sí no tiene ningún síntoma. La que presenta el dolor es la fascitis plantar en la parte interna del talón, pero también en cualquiera de los cinco metatarsianos (dedos).
La sensación es como si se estuvieran recibiendo pinchazos, los cuales desaparecen cuando el pie está en reposo.
Cómo prevenir y tratar los espolones
Para evitar que se forme un espolón primero es necesario prevenir la aparición de la fascitis plantar.
Los médicos realizan un estudio detallado del pie y mediante unas plantillas personalizadas se evitan las sobrecargas y se neutralizan los desequilibrios al pisar, además de optimizar los apoyos.
Es preciso saber que los espolones no tienen una cura de un día para otro. El proceso puede llevar su tiempo y es preciso ser constante. Algunos tratamientos eficaces para reducir el dolor y la inflamación son:
Bolsa de hielo
Coloca frío en la zona del talón durante 15 minutos, al menos, 2 veces al día. Puede ser un par de cubos de hielo o una bolsa especial que se introduce en el congelador.
Algunos hacen rodar el pie sobre una lata o una botella congelada.
Descanso
Es importante que el pie no esté continuamente trabajando. Trata de elevarlo a cada rato durante la jornada y por las noches duerme con un cojín puesto debajo del talón. De esta manera la presión ejercida durante el día se reducirá y podrás descansar mejor.
También es preciso que realices algunos cambios en tus actividades cotidianas. Por ejemplo, si haces ejercicio, evita aquellos que tengan una mayor presión o un impacto superior en esta zona.
Puedes optar por disciplinas más tranquilas ya sea la natación, andar en bicicleta o simplemente caminar.
Férula nocturna
Esta tablilla la receta el médico y se consigue en las casas de ortopedia. Ayuda a que la fascia plantar se estire mientras duermes. Esta férula en forma de “L” permite que el pie se mantenga en su posición ideal.
Si te duele mucho puedes usarla también durante el día.
Ejercicio
Si bien es verdad que la actividad física no siempre es una buena aliada de los espolones o los dolores de talones y pies algunas técnicas pueden ser de utilidad para reducir los síntomas y al mismo tiempo fortalecer la zona.
- Estiramiento de gemelos. Ponte de pie frente a la pared y apoya las manos. Coloca un pie detrás del otro. La rodilla delantera se dobla un poco. Empuja las caderas hacia la pared y mantén por 10 segundos.
Se siente un tirón en los gemelos, pero es normal. Repite 20 veces y cambia al otro pie.
- Otro de los ejercicios se trata de un estiramiento de la fascia plantar. Siempre se debe llevar a cabo por la mañana, antes de levantarse de la cama.
Cruza el pie por encima de la rodilla de la otra pierna. Toma los dedos y empújalos suavemente hacia ti. Mantén 10 segundos y vuelve a la posición habitual. Repite 20 veces y cambia de pie.
Calzado
En primer lugar, es preciso que los zapatos que llevas sean de tu talla. Un buen momento para comprarlos es al caer la tarde o al salir de trabajar porque es cuando los pies estarán más hinchados.
Para probar usa un calcetín similar al que utilizas a diario. Camina un poco con el calzado en la tienda, asegúrate de que puedes mover los dedos sin problemas y que no hay nada que te moleste, lastime o apriete demasiado.
A su vez, trata de no usar tacones salvo lo necesario. Si tienes que ir a la oficina con un calzado de este tipo puedes llevarlos en el bolso y ponértelos al llegar al trabajo. Cuando estés viajando o en tu horario de almuerzo cámbialos por unos más cómodos.
Si ya tienes un espolón sería bueno que usases aparatos ortopédicos como, por ejemplo, una talonera para calzarte, unas plantillas especiales para cada zapato o productos personalizados (almohadillas o esponjas para dedos, por citar algunos).