Estudio revela que caminar bajo los árboles reduce el estrés

Cuanto mayor sea la cantidad de árboles, más se reducirán los niveles de estrés.







Muchos artistas y escritores han retratado la importancia de los árboles y también de caminar, y es sabiduría popular eso de que salir a caminar y contemplar los árboles sirve como herramienta para reducir el estrés y que, idealmente, se debe caminar debajo de esos árboles para eliminar más estrés. Una nueva investigación de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign y la Universidad de Hong Kong confirma ese consejo, y ni siquiera necesitaron llevar a la gente al exterior.
¿Por qué es importante esto? Porque hasta ahora no había una correlación entre la cantidad de vegetación que alguien mira y cuánto menos estrés se podía sentir en consecuencia. Esa correlación es lo que un estudio más reciente, publicado en Environment and Behavior, pretende señalar. 





Sobre el estudio

El equipo de investigación, dirigido por el doctor Bin Jiang, quería identificar la relación definitiva entre los árboles y el estrés. Para hacerlo, los investigadores crearon un experimento que combinó las mejores prácticas de todas las investigaciones anteriores. Pidieron a 160 participantes (aproximadamente 50 hombres y 50 mujeres) que evaluaran sus niveles diarios de estrés antes del experimento, después de estar estresados ​​durante el experimento y después de ver uno de 10 videos, al final del experimento.

Una vez que los participantes escribieron una evaluación inicial de sus niveles diarios de estrés, los científicos los dividieron en dos grupos: uno que preparaba y daba un discurso de entrevista de trabajo en 8 minutos, y otro que restaba números al equipo de investigación sin ninguna herramienta. Ambas tareas fueron elegidas porque eran increíblemente estresantes durante un corto período de tiempo. Los participantes evaluaron inmediatamente sus niveles de estrés posteriores a la tarea. Por último, se les mostraron videos tridimensionales especiales de calles arboladas con diferentes cantidades de vegetación.





Después de ver los videos, los participantes fueron ubicados en una habitación silenciosa durante 15 minutos y escribieron una narración sobre su experiencia.
Los resultados fueron apabullantemente positivos, incluso cuando se contabilizan los errores producto de la autoevaluación. Después de analizar los números, el equipo de investigación encontró que “en el nivel más bajo de densidad de árboles (2%), el 41% de los participantes informaron un efecto calmante. A medida que la densidad de la cobertura arbórea alcanzó el 36%, más del 90% de los participantes reportaron una experiencia de recuperación del estrés”. 
Eso significa que cuanto mayor sea la cantidad de árboles, más se reducirán los niveles de estrés.
Ese resultado confirma todas las investigaciones previas que indican que mientras más árboles ve la gente, mayor es su experiencia de reducción del estrés. O, como lo expresa Jiang: “la reducción del estrés tiene una relación cúbica significativa con la densidad de cobertura arbórea. La reducción de la ansiedad tiene una relación cúbica marginalmente significativa con la densidad de cobertura arbórea”.

Y, lo que es más importante, estos hallazgos también demuestran que casi no se necesitan árboles para producir beneficios que eliminen el estrés, lo cual es una noticia fantástica para las personas que viven en áreas urbanas. 
Caminar en “paisajes forestales”, como un área boscosa o una reserva natural, “ofrecerá los mayores beneficios”, pero incluso mirar un solo árbol o un césped verde puede ayudar. Una vez más, el hallazgo clave es que “la exposición a entornos que contienen naturaleza ayuda a las personas a recuperarse más rápidamente de los síntomas psicológicos del estrés”.
El equipo también descubrió que tanto los hombres como las mujeres experimentaron el mismo grado de alivio del estrés al estar expuestos a la cobertura de árboles, y que “los participantes más jóvenes experimentaron una mayor reducción de la ansiedad” que los mayores.

Hay que tener presente que dichos resultados no son perfectos. Los participantes con mayores niveles de estrés “experimentaron menos reducción” del mismo, lo cual no es sorprendente pero sí preocupante, ya que el estudio no especifica si esos participantes necesitan ver más árboles o pasar más tiempo mirando esos árboles para obtener mejores beneficios. Además, la idea de estrés es subjetiva y, por lo tanto, difícil de cuantificar. Si bien este equipo de investigación midió las disminución en tres factores fisiológicos (ansiedad, tensión y evasión), la investigación previa evaluó más factores fisiológicos, como la inquietud y el nerviosismo. No está claro por qué se excluyeron esos factores adicionales, así como su posible efecto en los tres que se incluyeron.
Aun así, los científicos esperan utilizar sus resultados para proporcionar soluciones concretas a las comunidades de todo el mundo:
La falta de este conocimiento [correlación] impide a los proveedores de salud y funcionarios de salud pública recomendar la exposición a los bosques urbanos como parte de programas preventivos de atención médica o tratamiento clínico… [y] también les cuesta a los planificadores y administradores municipales la oportunidad de hacer una gestión basada en la ciencia y en decisiones con respecto a la asignación de recursos que podrían mejorar el bosque urbano y, de ese modo, mejorar la salud y la longevidad de las personas a las que sirven.
Hay mucha verdad en esa declaración. La geobióloga Hope Jahren está de acuerdo, y aquí explica por qué: 

Ello nos recuerda que a veces en las grandes ciudades o en las ciudades con menos vegetación esto se nos olvida, y nos enrolamos en un círculo vicioso en el que el estrés rige nuestro tiempo, sin darnos un momento para huir cerca de un árbol, o mejor, de muchos: a alguna reserva forestal donde se pueda respirar un aire más puro y donde podamos apreciar la grandeza de la naturaleza y nuestra insignificancia ante su poderío, una idea que quita el estrés y un peso de encima (el de creer que somos lo más grande de la naturaleza, incluso más grandes que ella).

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