Todos, en algún momento de la vida, hemos hecho favores a las demás personas esperando que un día nos devuelvan el favor, pero estamos completamente equivocados si actuamos de esa forma. Tarde o temprano vamos a encontrarnos que no todos están dispuestos a dar lo que nosotros sí.
Cuando hacemos algo para ayudar a los demás, siempre debemos hacerlo sin esperar nada de nadie, ya que de lo contrario solamente nos sentiremos defraudados por no recibir lo mismo.
Cambia esa expectativa sobre las personas. Evita frustraciones, te ayudará a dejar de sufrir y a hacer las cosas por el placer de ayudar. Verás que la vida te recompensará por ello, de modos que ahora tal vez no eres capaz de ver.
Para tener este cambio en nuestros pensamientos, te damos a conocer cuatro razones por las que nunca debes esperar nada de nadie.
Razones para nunca esperar nada de nadie
1. Deja de lado las expectativas
Es momento que hagas a un lado las expectativas. No esperes a que alguien venga y te diga que estás haciendo bien tu trabajo o pensar que tu pareja debe decirte que eres muy especial para ella.
A todas las cosas que realizas tú les otorgas el valor, nadie más. Tú eres el único que debe reconocerse asimismo lo bueno que eres el en trabajo, con tu pareja o en lo que sea que realices. Tú eres quien necesita reconocer tus fortalezas y también tus debilidades. Si esperas que alguien más lo haga, lamento decirte que solo estás perdiendo tu tiempo. ¡Construye tu propia felicidad!
2. No existen las situaciones o personas ideales
Hay una cosa muy importante que debes entender: la perfección como tal no existe.
Hay cosas que solo suceden en las películas. El hecho de que te hagas la idea de que no existen situaciones o personas ideales, evitará que las decepciones lleguen a ti. Así que acepta a todos (incluso tú) como son, todos tenemos limitaciones y posibilidades.
Acepta la vida como viene. Claro que tenemos el poder de ir construyendo nuestra vida, pero habrá una serie de circunstancias que no podremos cambiar, solo superar.
3. No todos son como tú
Es común que sientas que hay cosas que para ti son muy obvias, pero para los demás no lo son.
Por eso lo que debes hacer es aceptar que no todos son como tú, que cada quien toma sus propias elecciones y pueden tener valores o principios que tú no compartes.
4. No más culpas
Cuando algo no sale bien lo primero que haces es buscar quien fue el culpable, algo que inmediatamente nos pone en el lugar de víctimas. Y a una víctima, así como a un niño, solo hay que protegerla.
Así que aunque a veces te duela, es más conveniente asumir nuestro lugar y repensar qué podemos estar haciendo nosotros para que eso que quisiéramos que suceda no llegue.
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