Abuela, dime otra vez lo que sentiste cuando me viste por primera vez.

Con la llegada del primer nieto, los abuelos deben renunciar a sus estatus de padres, para ocupar un nuevo lugar en el seno familiar. Esto se vuelve una verdadera aventura y provoca una sucesión de nuevos sentimientos como los que describe Analía:






“Cómo olvidar la felicidad que me hicieron sentir. Está escrita con letras de oro en mi corazón, especialmente porque fueron mellizos. Una niña y un niño hermosos.
¿Se imaginan mi felicidad cuando mi hija me dijo que estaba embarazada? Y cuando por fin llegaron, no pude contener las lágrimas al verlos por primera vez. Tan pequeños y frágiles, pero al mismo tiempo con tantas ganas de vivir.

Supe en ese momento, que se abría un nuevo capítulo en mi vida y que cada cosa compartida, sería una nueva experiencia para mí.
Convertirme en abuela fue hermoso y no dejo de “saborear” plenamente cada una de las emociones que surgen”.

Ser abuela, sana.

La llegada de un nieto le da un nuevo soplo a la familia. Los lasos se afianzan y las relaciones entre los integrantes evolucionan en una nueva configuración. Muchas abuelas no solo sienten una felicidad inmensa por el nieto que llega, sino que también logran acercarse más a sus propios hijos estableciendo complicidad y limando asperezas, si las hubiera.






Otras, manifiestan una cura que va más allá de lo afectivo y que tiene que ver directamente con lo físico.

Elena cuenta su experiencia: “¡Sentí que volvía a tener 20 años! Hace 9 años estaba enferma y casi paralizada. Hoy, camino, río, juego a la rayuela y monto en bicicleta con mi nieta. En vacaciones, incluso nadamos juntas y los miércoles, que son los días en que la espero para almorzar, es una felicidad absoluta. Volví a la infancia y ya no pienso ni en mi edad, ni en los problemas de salud.”


¿Cuál es el rol de la abuela?

Pasado el impacto de la noticia, llegan las preguntas… “¿Cómo ser una buena abuela? ¿Qué debo hacer? ¿Qué no debo hacer?” ¡Cuántas preguntas!

Este es un nuevo desafío, porque existe una línea muy delgada entre ser una abuela que colabora y una abuela que “ocupa territorios”.

Basta con pensar qué nos sucedía cuando otros nos hacían cientos de sugerencias y nosotras simplemente queríamos hacer las cosas a nuestra manera.
La ayuda siempre es bienvenida, pero debe ser tamizada y aceptada por los papás.






Con este nuevo “puesto de trabajo”, las posibilidades son infinitas.

- Las abuelas cuentan anécdotas y hablan de cosas que los nietos viven como un cuento. ¡Las historias familiares apasionan a los niños!

- Las abuelas a veces hacen planes para pasar una tarde juntos, y otras veces simplemente esperan a ver qué surge. ¡Las abuelas son espontaneas!

- Las abuelas les piden a sus nietos que les enseñen cosas. ¡Eso sirve para afianzar lasos!

- Las abuelas transmiten valores y hablan de sus propias experiencias.

- Las abuelas están presentes en los acontecimientos importantes: Graduaciones, comuniones, entregas de diplomas y medallas, concursos y competencias.

Las abuelas y también los abuelos, son aliados de los padres en la educación de los hijos. Su rol es estratégico, emocional, de participación, de complicidad, de ayuda y de juegos. Es decir, los abuelos tienen muchas oportunidades de acercarse a los nietos y dejar en ellos, no solo la herencia genética, sino también el recuerdo de alguien que los quiso y que buscó ofrecer lo mejor que tenía para dar.

¡Abracemos hoy a nuestros abuelos!

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