Todos en la familia quedaron impactados cuando vieron lo diferentes que se veían las hermanas. La situación sorprendió a la madre, Donna, y a muchos otros, pero la explicación científica es muy simple. Donna es medio jamaicana, medio británica, mientras que el padre es británico.
Lucy y Maria son mellizas, lo que significa que dos óvulos distintos fueron fecundados por distintos espermatozoides. Genéticamente hablando, la madre Donna tiene genes con rasgos tanto claros como oscuros, lo que resultó en que una melliza tuviera piel clara y la otra oscura.
Desafortunadamente, la diferencia de colores llevó a que sufrieran acoso escolar durante su infancia, especialmente Lucy. “Pensaban que era adoptada y me llamaban fantasma”, dice Lucy.
María, por su parte, deseaba ser más como Lucy durante su infancia. “Solía llorar a menudo. Tenía pelo rizado. Quería el bonito pelo rojo de mi hermana”, dice.
Hoy en día las niñas se ven muy diferentes, tanto físicamente como en personalidad. María es abierta e interesada en la moda, mientras Lucy es más reservada y le gusta el arte.
Pero aunque son muy opuestas en muchos sentidos, tienen una relación muy cercana. Son mejores amigas y han aprendido a amarse a sí mismas y a sus diferencias, con orgullo.
“Si tengo hijos un día puede que se vean como Lucy”, dice María orgullosa. Aunque se ven diferente y no se visten del mismo modo, creo que comparten la misma hermosa sonrisa.
Tanto Lucy como María han vivido una infancia un tanto extraña. ¿Por qué? Sus padres se divorciaron tras su nacimiento y desde pequeñas han tenido que vivir con las bromas y las burlas de los compañeros de colegio que se mofaban de ellas por no tener casi nada en común. “Nadie se creía que fuéramos hermanas aunque estuviéramos vestidas casi igual”, concretaba al ‘Daily Mail’ una de las mellizas.
Además de tener tonalidades de piel diferentes, tanto Lucy como María tampoco comparten gustos. Y es que mientras la primera estudia arte y diseño en una universidad de la ciudad, la otra melliza ha decidido irse más lejos de casa y apostar por una rama completamente diferente: la de la abogacía.
¡Es tan maravilloso ver a estas dos jóvenes hoy!.
A pesar de los problemas, parece que tienen unas perspectivas de futuro grandiosas. ¡También son la prueba de que es el interior lo que cuenta!
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